La palabra hepatitis quiere decir inflamación del hígado, se puede producir por virus, consumo excesivo de alcohol; toxinas medicamentos y algunas enfermedades. Los tipos más comunes de hepatitis virales son las a, b y c.
Se estima que el 2% de la población argentina pudo haber estado en contacto con el virus b o c. Estas infecciones son prevenibles, su diagnóstico se puede realizar por un análisis y es gratuito en todos los hospitales de nuestro país. Es fundamental conocer precozmente el diagnóstico porque permite el control y seguimiento por un especialista y la necesidad de un tratamiento.
Vías de transmisión
La Hepatitis A se transmite por el contacto de alimentos u objetos contaminados con materia fecal. La Hepatitis B y C puede transmitirse por el contacto con la sangre al compartir elementos corto-punzantes, agujas, jeringas y a través de las relaciones sexuales. Además, la hepatitis B también puede transmitirse de madre infectada a su bebé durante el embarazo y parto. Por tal motivo, desde el área de Enfermedades Transmisibles de la cartera sanitaria provincial se remarca la importancia de realizarse el test en tu control de embarazo y vacunarte.
¡Existen vacunas!
La hepatitis A y la B pueden prevenirse por vacunas, disponibles en forma gratuita en todos los vacunatorios de nuestro país. Si bien no existe vacuna para la hepatitis C podés prevenirla adoptando medidas de cuidado tales como no compartir elementos corto punzantes con otras personas y usar preservativo en todas tus relaciones sexuales.
Tanto la hepatitis B como la hepatitis C generalmente son infecciones asintomáticas, y pueden evolucionar a formas crónicas causando enfermedades en el hígado como cirrosis o cáncer de hígado. Siendo la hepatitis C la principal causa de trasplante hepático en nuestro país.
Es importante que te hagas el análisis de hepatitis B y C , si:
● En tu control de salud solicítalo a tu médico.
● Tuviste relaciones sexuales sin preservativo.
● Vivís con alguna persona que tiene hepatitis b y /o c
● Tuviste o tenés alguna infección de transmisión sexual.
● Tenés VIH.
● Te haces o alguna vez te hiciste hemodiálisis
● Compartís agujas, jeringas o elementos contrapuntantes
● Recibiste donaciones de sangre o trasplantes antes de 1994
● Durante el control de embarazo, vos y tu pareja.