Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad entre los adultos a nivel mundial.
Esta afección es causada por la pérdida súbita de flujo sanguíneo debido a una obstrucción (ACV isquémico) o por el derrame de sangre debido a una ruptura (ACV hemorrágico) de una arteria cerebral.
El inicio de los síntomas es brusco y los más frecuentes son: Debilidad y/o alteraciones de la sensibilidad en la mitad del cuerpo o de la cara, un brazo o una pierna, especialmente del mismo lado – Confusión al hablar – Problemas para ver, hablar y/o entender lo que se le dice – Problemas para caminar – Mareos – Pérdida de equilibrio o falta de coordinación del cuerpo – Dolor de cabeza muy intenso y repentino – Dificultad para leer y/o escribir.
El tiempo que transcurre entre la aparición de los síntomas y la atención médica es fundamental para evitar la muerte o una vida con discapacidad. Por este motivo, es de vital importancia conocer algunos conceptos para la detección temprana ante una persona con síntomas compatibles.
Algunos conceptos a tener en cuenta
- Comprobar si la persona tiene dificultades para entender o hablar.
Hablarle para evaluar si entiende y responde a tus órdenes.
Pedirle que repita una oración simple.
- Solicitarle que levante ambos brazos y/o que sonría para comprobar
debilidad o falta de fuerza.
- No dejar sola a la persona. Tranquilizarla y mantenerte tranquilo/a.
- Llamar a Emergencias o llevarla a una guardia médica si está cerca.
Los factores de riesgo responsables del 90% de todos los ACV son:
Hipertensión Arterial – Hiperlipemia (Colesterol y/o Triglicéridos elevados) – Hiperglucemia/Diabetes – Sobrepeso/Obesidad – Estrés– Alimentación inadecuada – Inactividad física (Sedentarismo) – Consumo de tabaco – Exposición al humo de tabaco – Uso nocivo de alcohol.
La mayoría de los ACV pueden prevenirse a través del control de sus factores de riesgo cumpliendo con dos premisas:
- Estilos de vida saludables, es decir tener una alimentación sana que reduzca el consumo de sal, actividad física regular y adecuada, evitar el consumo de tabaco, la exposición al humo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol.
- Controles periódicos de salud con tu médico de cabecera.
La prevención y la detección temprana del ACV no solo es posible, sino que además se puede evitar o minimizar consecuencias mortales y/o discapacitantes, ayudando a mejorar la calidad de vida de las personas y contribuyendo a lograr comunidades con más salud.