A la vera del afluente de agua que comparten rionegrinos y neuquinos se encuentra Naupa Huen, un paraíso escondido de 130 habitantes donde Cristian Martínez tiene la concesión del camping Limay Fishing que año a año recibe a miles de personas de distintos puntos del país para desempeñar la pesca con mosca.
Según el jóven oriundo de General Roca, la Comisión de Fomento alberga las características ideales para la práctica de este deporte: “el tamaño y la calidad de la pesca, así como también las aguas cristalinas y el paisaje incomparable hacen que la gente elija este lugar sin igual una y otra vez”.
Como gran conocedor de la zona, ya que comenzó a frecuentarla hace más de 20 años, Cristian destacó que “el paisaje acá es totalmente distinto, es algo incomparable la belleza que se forma en torno al río ya que de repente te encontrás pescando en un lugar donde de un lado está el barranco con matices de la meseta y del otro hay cuevas.”
Al servicio de los visitantes
Martínez, que divide su tiempo entre su ciudad de origen y Naupa Huen, contó qué “yo conozco mucho los lugares y disfruto de llevar a los visitantes a navegar, a pescar y a los miradores, me gusta hacer un poco de turismo y que la gente pueda conocer este bello pueblo, lo hago de forma gratuita”.
“Habitualmente recibimos visitantes de distintas ciudades de Río Negro, Neuquén, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires, quienes suelen volver temporada a temporada”, destacó el prestador. Cabe destacar que la localidad se encuentra a 70 kilómetros de Piedra del Águila, y a 240 de General Roca, siendo estos los cascos urbanos más cercanos.
La pesca en el Limay
Este curso de agua es hábitat de truchas marrones y arcoíris, pejerreyes y percas, entre otras especies autóctonas. Según el reglamento que rige en la región, los salmónidos son de devolución obligatoria, mientras que los pescadores pueden transportar hasta 2 percas y 10 pejerreyes.
Sin embargo, el prestador aclaró que “es muy raro que los pescadores se coman la pesca, es una actividad que ha evolucionado y genera cierta satisfacción ver al pez volver al agua, por eso la mayoría devuelve lo que logra atrapar”.
En este sentido, también manifestó que “acá lo que se da mucho es la pesca con mosca, que es la que genera el menor daño posible al animal. Quizás es un poco más difícil practicarla, pero te da satisfacción ver cómo se va el pez, entra en juego el respeto y es como que uno va evolucionando en el pensamiento”.
Una experiencia inolvidable
Sin lugar a dudas esta propuesta tiene un condimento especial, debido al contexto en el que se desarrolla: “es algo distinto, porque fusiona lo natural y lo salvaje, te encontrás muy lejos de la civilización pero si te faltan los recursos los tenés, eso hace al encanto”, sostuvo el roquense.
“Capaz que estás pescando y te pasan las vacas o los caballos por al lado o te sobrevuelan águilas moras, gavilanes y algún que otro cóndor, haciendo del entorno algo espectacular. El río, por su parte, es muy característico porque no es derecho sino que tiene muchas caídas, y recovecos, es totalmente distinto y eso lo hace especial”, dijo, para finalizar.
Sobre el permiso de pesca
Tanto para pescar en este lugar, como en cualquier otro punto habilitado en la Patagonia es preciso adquirir el permiso de pesca correspondiente, que se puede obtener en cualquier casa de pesca o comercio habilitado para la venta. Los precios varían desde $400 por día, hasta $800 por semana, mientras que la temporada completa tiene un valor de $1600.