“Fue una llamada telefónica que me cambió la vida”, enfatizó. Esa llamada la recibió del IPPV.
Iris es viedmense y tiene 43 años. Nació con una malformación congénita y sus dos hijos, Bianca de 12 años y Valentino de 10, padecen lo mismo. Desde 2011 estaba inscripta en el Registro de Demanda Habitacional del IPPV. En ese entonces tenía a su hija de pocos meses.
Si bien hace varios años anhelaba su hogar, esta vez la situación era desesperante para Iris porque tenía que dejar el departamento que alquilaba, debido a una intimación. “Hubo un tema entre los propieta rios y yo quedé en el medio. El 1 de mayo tenía que dejar la casa y nos iba a recibir mi hermana”, relató.
“Por eso cuando recibí la noticia no entendía nada, aún me cuesta caer por cómo se dio todo. Por ahí estoy en casa y lloro de alegría”, agregó emocionada.
El caso de Iris
El Estado provincial, a través del IPPV, logró recuperar esta casa que estaba deshabitada y con riesgo de ser tomada. Luego de una evaluación de los casos más urgentes, determinó que Iris sea la beneficiaria. Había dos puntos clave: mamá soltera y con discapacidad.
Iris también había realizado gestiones con la Subsecretaría de Políticas Públicas para Personas con Discapacidad de la Provincia, ya que los tres integrantes de la familia poseen el Certificado Único de Discapacidad (CUD).
El Instituto rápidamente se comunicó con Iris para saber si aceptaba la casa, ya que debía mudarse cuanto antes. Una vez que dio el sí, se procedió a llevar adelante la mudanza y la entrega de la llave tan esperada.
El próximo paso es empezar a pagar la vivienda. El IPPV le pondrá un valor de acuerdo a los años y desgaste y luego hará un plan de pago. “Quiero cuanto antes empezar a pagar mi propia casa, este departamento que la verdad está hermoso, muy bien cuidado”, finalizó esta vecina viedmense a quien hace una semana le cambió la vida para siempre.